sábado, 28 de enero de 2012

¿Qué vas a hacer ahora Mihai?

Para Mihai se respiraba un aire extraño aquel martes en la obra, las miradas esquivas de sus compañeros y el extraño ritmo de trabajo de éstos, envolvían el ambiente húmedo y frio en un halo de no sequé…, pero el caso es que algo se estaba cociendo y parecía que Mihai era el único que no se había enterado.

Lógicamente preguntó a algunos de los compañeros qué estaba pasando, pero solo recibió respuestas del tipo:  -Yo que se co!, pregúntale al jefe, - o  - ¿Qué cojones me estas contando?. – o - Bah!, nosotros a lo nuestro rumano. Habrá que ir pensando en parar a almorzar.

La llegada de Juan Alberto, en aquel mismo momento  no presagiaba nada bueno, él es el dueño de la empresa y desde el punto de vista de Mihai, este tío ni siquiera sabe que existen las siete de la mañana a no ser que sea de fiesta, o para ir a cazar, o al golf, o a alguna payasada por el estilo, pero para trabajar desde luego que no.

El tío con su impecable polo del cocodrilo, unos vaqueros presumiblemente de alguna marca superchachi  y un casco impoluto, los reúne en un semicírculo y empieza: BLA, BLA, BLA, ESTO, BLA, BLA, LO OTRO, BLABLARESULTADOSBLABENEFICIOSBLABLAOSJODEISAHIOSQUEDAISPRINGAOSBLABLA!

Y se pira el muy cabrón.

¿Qué vas a hacer ahora Mihai?

Mihai podría bajar la mirada y quedarse pensando en quien va a contratar a un inmigrante con solo 6 meses de experiencia en trabajos honrados tal y como están las cosas. Podría lamentarse pensando en cómo va a pagar todo lo que debe y a la vez mandar dinero para sus hijas. Pero no lo hace.

Mihai se asoma al borde del edificio en construcción, se encuentran en la tercera planta, Mihai coge la carretilla cargada de grava mientras algunos le dicen:
-¿Qué haces co?, ¿estás tonto?.-o- No te enteras rumano, vamos a almorzar anda…-

Pero Mihai no los escucha, coge carrerilla y lanza los ciento cincuenta kilos de grava junto con la carretilla al vacío.

El estruendo que produce el peso muerto contra el Volkswagen Touareg de José Alberto hace que todos los obreros se asomen al borde boquiabiertos. Mihai piensa que si las cosas le van tan mal al jefe, no podrá comprar 10 litros de gasolina para recorrer 100 kilómetros con esa monstruosidad de carro del infierno.

Algunos se miran unos a otros, unos no saben si reír, otros piensan si el jefe estará dentro, Mihai piensa que va a volver a chirona, y otros piensan…¿almorzamos de una puta vez o qué?.